miércoles, 16 de marzo de 2011

Pura Tasca, volviendo y disfrutando


Pura Tasca
se ha convertido en poco tiempo en un referente. Un sitio agradable donde ir a comer que siempre entraña buenas sensaciones. Su dueño y regente, siempre te atiende con una sonrisa. Y para mi, ha sabido dar con la clave para levantar un sitio casi de culto, en un local de Triana con poca fortuna.

Un par de apuntes del servicio y nos volcamos en la comida.

La carta está diseñada en función del comensal, que pruebe cosas nuevas, que agraden a la vista, que luego pueda presumir de lo que ha comido. Para esto último el Trianero es muy dado. Cosa que en Pura Tasca saben manejar desde un punto de vista comercial bastante bien.

Los postres, son algo digno de admiración, tanto por su sabor, como por su tamaño. Tienen la medida justa para comerte uno y plantearte luego el comer otro, y casi siempre pecas.

Siempre he dicho, y mantengo que ir a un sitio en Sevilla y que te atiendan muy bien, es muy sospechoso y augura por desgracia una buena clavada. Pero en Pura Tasca entras, comes, y sales maravillosamente atendido, y sin rastros de una clavada. Son una deliciosa excepción.

Resto del mundo sevillano, tomar buena nota.

La comida:


Queso payoyo mermelada de pimientos asados, significativamente mejor la mermelada sola que la combinación de ambos. El queso en esta ocasión estaba muy fuerte y opacaba a la mermelada. Mucho mejor por separado que juntos.

Arroz meloso con magret de pato, el arroz para mi gusto estaba ligeramente pasado pero muy gustoso, tenía ese toque a trufado que me encanta y combina perfectamente. El magret por otro lado, estaba seco, cosa difícil en una carne de este estilo. Pero es el riesgo que se corre al cocinarla, y luego marcar nuevamente unos filetes para presentarla .

Fideos con agridulce ibérico, es un plato que recordaba de una visita anterior, y lo recordaba por el toque excesivo de sal que tenían los fideos. En este caso el toque salado estaba en su punto, probablemente porque estos fideos no estaban marinados en soja como los anteriores. Las verduras ligeramente pasadas en cocción y el cerdo ligeramente seco. Pero un buen plato a fin de cuentas. Pequeños errores que se superan con un sabor único.

Raviolis de pato. Sorprende que los raviolis vengan fritos, y que a su vez no tengan esa textura crocante al comerlos. Particularmente no fue uno de mis platos favoritos, me parece que la salsa que acompaña, a base de maíz y cebolla no realza los sabores, el pato con un sabor intenso y correcto se antepone incluso al del propio ravioli. Un plato que por partes agrada, pero en conjunto no aporta mucho.

Un apunte mas, el pan perfecto, un sabor diferente y cocido de forma antigua. Un detalle que siempre destaco. Abajo los picos de bolsita y arriba el pan bien hecho.

Rústica de manzana. Una lata llena de sorpresas. Los postres de Manu Jara de Masquepostres son simplemente auténticos y deliciosos. Esta sinergia de utilizar bares para vender sus productos a cambio de una publicidad más que evidente, es lo que esta sociedad necesita. Que los buenos profesionales se unan y eleven sus productos y servicios. Y sin perderme por las ramas, el tarta de manzana estaba genial, dulce en su justa medida, almendras en la cobertura. Sin palabras.

Y volviendo al principio, pude haberme comido dos, tres y hasta cuatro.

En mi opinión conservan sin problema sus 3 estrellas y media que le dí hace unos meses. Y como no, fue un placer volver, repetir y repetir.